Abreu: “La velocidad a la que vamos no permite ser protagonistas”

Entrevista con el excanciller de Uruguay Sergio Abreu, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).
julio 12, 2023
Tiempo de lectura: 17'
"A mí me preguntan qué edad tengo y yo respondo, yo tengo la edad de mis sueños. El que no sueña está embromado".

El Dr. Sergio Abreu, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) recibió a Portal Marítimo (portalmaritimo.com.uy) para dialogar sobre diversos temas. En relación al acuerdo Mercosur-Unión Europea, planteó que «si hay voluntad política», se firma, aunque señaló que en el escenario actual «no somos prioridad por razones estratégicas y menos con el tema de la guerra». Respecto a la facilitación del comercio, mencionó los avances que está teniendo la plataforma digital para las Pymes ideada por la propia Aladi cuya base de datos cuenta hoy con más 45 mil empresas registradas. Anunció para el mes de octubre una ronda empresarial en Cuba, país socio de la Aladi, hacia donde se trasladarán unos 400 empresarios. La idea es estimular el comercio desde y hacia la isla porque Cuba “quiere comerciar más”. Planteó que el Mercosur tiene un “debe comercial” y que hoy la “fotografía” es que “no tiene acuerdos con nadie”, a diferencia del resto de los países socios de la Aladi, salvo Bolivia. “La velocidad a la que vamos no nos está permitiendo ser protagonistas y hoy en este mundo, el que llega tarde, no llega”, afirmó.

Hace un año atrás, en una entrevista con nosotros, usted se refirió a la necesidad de incrementar el comercio interregional. ¿Cuánto se ha avanzado, desde entonces, qué se ha hecho en esta materia?.

-Está muy bien la pregunta porque ha cambiado el escenario global desde el punto del comercio que aumenta. Pero también lo que es la revolución tecnológica en la productividad. que quiere decir esto. Que hoy la tecnología va adelantando y creando mayor productividad en determinada producción de bienes y servicios. Y que eso va creando una brecha productiva en el mundo. ¿Adonde llevamos esto?. A que hoy, esa brecha productiva también llega a que dos tercios del comercio global es intrafirma. Es decir, son grandes empresas, grandes cadenas de producción, de bienes y de servicios, como puede ser por ejemplo el transporte marítimo vinculado hoy a determinadas producciones que se va integrando de forma vertical. ¿Y eso qué significa? Que las distintas inversiones que se hacen en estas cadenas están en función de una estrategia de costos pero también cerca de los mercados de consumo más exigentes. Un ejemplo es UPM. ¿Qué hace UPM? Produce pasta de celulosa. ¿Pero usted no podría hacer juguetes, muebles? No, eso es en otro lado. Eso es una estrategia natural. Yo produzco la pasta de celulosa pero el resto de la cadena de valor que se incorpora en productos de todo tipo eso lo hago en otros países del mundo. Y esto puede verse en casi todos los aspectos.

Ahora si esto se produce de esta manera. ¿Dónde estoy ubicado yo? Estoy ubicado en un continente, Latinoamérica. ¿Qué características tiene? Es el continente más desigual del planeta. A eso yo le agrego el impacto del Covid-19 que nos hizo perder unos 30 millones de puestos de trabajo.

¿Que se han recuperado o no?

-No. ¿Y por qué no se han recuperado? Porque en realidad todos esos puestos de trabajo están vinculados a la micro, pequeña y mediana empresa. Que son más de 10 millones, que son más el 90 por ciento del Producto Bruto. Entonces, las grandes empresas tienen sus espaldas pero esa brecha que aparte de lo digital y productivo, se transforma en social, solamente puede recuperarse si se crean las condiciones para un comercio intrarregional. Y ahí tenés todos los temas de las cadenas agropecuarias, de las mujeres empresarias, de las etnias, todo esto que está muy bien. Pero estos aspectos están relacionados a un círculo virtuoso que es que sin inversión, cualquiera sea el nivel, no hay comercio, sin comercio, no hay empleo, sin empleo, no hay paz social y si no hay paz social, no hay derechos humanos.

Ahora como usted dice hay avances tecnológicos formidables, ¿cual sería el obstáculo entonces en la región que impide avanzar en materia de comercio intrarregional?

-El obstáculo cual es, es que dentro de la propia región tenés competencia sobre productos, sobre los mismos productos. Por ejemplo, en materia de cítricos o productos agrícolas. Hay un proteccionismo, se puede buscar una solución en materia de ciertos acuerdos de cadenas, pero se mantiene. Pero yo diría que el problema más serio para mí es la combinación entre el atraso tecnológico y digital y la infraestructura. Por qué? Y porque hoy si usted va a pasar de una frontera a otra, qué es lo que hoy la tecnología tiene, y tiene certificados de origen electrónicos, certificados digitales, puestos de frontera unificados, es decir, hay una actividad que de alguna forma, evita que haya costos mayores. El famoso dicho aquel, barco parado no gana flete, bueno, acá más o menos es lo mismo. Ahí está lo digital, yo estoy trabajando mucho en Aladi sobre ese tema, que se llama la facilitación del comercio. Certificados digitales, de origen, todo lo que sea comercio electrónico, sin papel. Que superen lo que son las burocracias, las aduanas o las autarquías, o los proteccionismos que también existen, de carácter regional. Ahí es donde estamos más flojos porque ni siquiera tenemos un sistema que avance de la manera en que debe avanzar. Ese es un problema. El otro tema está vinculado a la convergencia agrícola. Hoy en el mundo, los aranceles no son la principal barrera de protección. Incluso el Mercosur tiene casi el doble de arancel externo, más allá que está perforado en mucha cosa, que el promedio global. Pero no es tanto eso, sino que realmente el obstáculo más importante al comercio hoy son las medidas no arancelarias, las restricciones, las fitosanitarias. Yo pregunto ¿por qué no hacemos una convergencia regulatoria?.

¿Por qué no se hace?

-Yo estoy trabajando en eso pero no es fácil. El otro tema de la infraestructura es que hoy pasos de frontera y puertos inteligentes van avanzando. Puertos digitales. Uno ve la plataforma de los puertos de Valencia, es espectacular. Y claro, vos tenés un puerto, por ejemplo, el puerto de Montevideo. Y la empresa de camiones ya sabe el tiempo que le va a demorar un camión y el tiempo que va a estar en el puerto y va a demorar para embarcar. Pero si vos no tenés ese tipo de información actualizada, te pasás con un camión una semana o diez días, y el precio que vos le vendés una mercadería al mundo a 10 hay otro que te la vende a 5. La Hidrovía Paraná- Paraguay es clave para el Conosur y sin embargo todavía estamos con dificultades.

¿Cómo ve la medida argentina de cobrar peaje en la Hidrovía Paraná-Paraguay?

-Y bueno, ya tiene peaje, porque hay tres peajes dentro de la Hidrovía establecidos y diferenciales. El peaje ellos dicen que tienen todo el derecho de cobrar. Sí, perfecto, pero aquí lo más importante es cómo vos creás las condiciones para que una barcaza que hoy ya no maneja las cartas náuticas, manejan todo por computación, tengan costos menores y pueda llegar adonde pueda exportar de forma más eficiente. Argentina dice que tiene derecho a cobrar, pero también hay que entender que son ríos internacionales. Eso hay que analizarlo. Lo importante acá es que todo el mundo contribuya a la dinamización del sistema.

Las barcazas privadas en la Hidrovía son empresas muy importantes. Todo eso se tiene que conversar, entre todos. Porque lo que hay que resolver es cómo sacás tus productos. Entonces, un tema es el de la productividad, el otro tema es el de las normas, y el tercer tema es el de la infraestructura. Y ahora está muy en boga el tema del canal bioceánico. Brasil quiere también salir para el otro lado, el Pacífico. No es un tema fácil. La inversión, atravesar varios países. Pero se puede hacer. Y lo otro es coordinar criterios técnicos. Brasil tiene otra trocha de ferrocarril. Se puede organizar todo eso. Pero la velocidad a la que vamos no nos está permitiendo ser protagonistas y hoy en este mundo, el que llega tarde no llega.

¿Cómo está viendo las negociaciones Mercosur Unión Europea? Parece que nunca termina de concretarse.

-Fíjese que lo firmé yo hace más de veinte años. Había tres aspectos: el acuerdo político, el tema comercial y la cooperación. Después se volvió a negociar, se modificaron los cupos en algún tipo de cosas, pero para decirlo así, no se si la Unión Europea tiene prioridad para ir avanzando, sobre todo en estos momentos.

No somos prioridad por razones estratégicas y menos ahora con el tema de la guerra. Y después porque adentro de la Unión Europea hay dificultades hasta políticas con cambios de gobierno más allá de que son supranacionales y se manejan desde Bruselas. Pero yo creo que si hay voluntad política se hace. Hay que tener en cuenta que una negociación son insatisfacciones compartidas.

No es aquello de ganar-ganar. Y el Mercosur, es que son distintos intereses de los cuatro países. Porque la asimetría es un tema muy fuerte. Pesa mucho el mercado, las cadenas de producción, la inversión. Entonces, el Mercosur tiene que tener en cuenta las economías más pequeñas para negociar.

¿Qué puede comentar sobre la última cumbre del Mercosur?

-Yo creo que el Mercosur tiene un debe comercial puntual. El tema es cómo creamos las condiciones para aumentar el comercio interregional más allá que hay algunos temas de Argentina y Brasil que funcionan. Pero los aspectos de la estrategia política necesitan una concreción más fuerte de carácter comercial.

¿Y cómo se puede instrumentar?

-Es muy difícil porque hay una asimetría muy importante. Este es un tema que lo hemos venido discutiendo desde hace muchos años. Argentina y Brasil por razones históricas manejan sus intereses y está muy bien, y con mucha profesionalidad. ¿Yo técnicamente qué haría? Haría un esfuerzo de sincerar, plantear en qué condiciones está el Mercosur. ¿Qué circunstancias nuevas tiene? ¿cómo inciden la tecnología, las competencias, los mercados, el cambio tremendo que ha habido de socios comerciales como el caso de China?. Sentarse a conversar. No puede quedar el tema comercio sujeto a quien gane o pierda una elección. Sobretodo los países grandes. Brasil tiene más un piloto automático, Argentina de alguna manera también, pero tienen que ponerse de acuerdo entre todos. Y no utilizar palabras como las telenovelas, irreversibles. Porque la palabra así, por ejemplo, flexibilidad, tiene que tener un entendimiento entre los cuatro. En el sentido de que las asimetrías juega acá, y yo generalmente digo que país chico que patea el clavo, se agarra el tétano. Entonces, esa negociación tiene que ser muy profesional, además tienen que haber aspectos políticos, qué proyección, qué inserción externa se tiene. Pero no nos estamos sincerando.

En ese plano, ¿cómo ve la estrategia de países como Uruguay de insistir con acuerdos más allá del bloque?

-Desde el punto de vista de estrategia técnica, la asimetría de un país pequeño sí tiene que buscar un tratamiento diferencial pero lo tiene que plantear en negociaciones, tiene que fortalecer, también tiene que tener una respuesta adecuada de los países grandes como es en todo el mundo; los países de economías grandes si quieren liderar también tienen que pagar sus costos. Y esos costos los tienen que pagar haciendo concesiones como también lo hace la economía pequeña. La realidad es muy distinta. Por ejemplo, Paraguay tiene relaciones con Taiwán, no con China. Y más allá de todo eso, la fotografía hoy del Mercosur es que no tiene acuerdos con nadie. Ni con Europa ni con Estados Unidos, que sí tienen todos los demás, salvo Bolivia. A Chile no se le va a ocurrir revisar su Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Todo eso es un tema estratégico. Cuando Uruguay dice flexibilidad, quizás uno puede manejar el concepto pero ¿qué quiere decir? para mí quiere decir, bueno, qué hacemos. ¿Tenemos zona de libre comercio? ¿qué hacemos con el arancel externo común?¿cómo arreglamos los temas de las restricciones arancelarias?¿qué hacemos con la infraestructura, con los puertos, con los servicios? Eso es toda una visión estratégica de un país. Y creo que a veces quedamos congelados en esquemas o en frases ya hechas, que está muy bien, pero una cosa es el discurso de la integración: como digo yo, una cosa son las alfombras rojas de los discursos, otra cosa son los tapetes verdes de la negociación.

¿Mejoraría la situación si Uruguay se transformara en país asociado al Mercosur?

-Y acá el pensamiento estratégico es muy importante acá. Yo por favor no voy a discutir ese tema con un país como Uruguay. El pensamiento estratégico es que la asimetría juega también. Entonces, una cosa es negociar un estatus distinto y otra cosa es decir yo quiero imponer. Por lo del tétano. Ahora, también es cierto que no le falta razón, a quien le está diciendo tengo un proceso de integración que no tiene en el mundo concreciones. Pero también es cierto que cada uno tiene que saber como se maneja estratégicamente. Y yo le llamo la inteligencia molesta. Hay que molestar con la inteligencia en el sentido de decir, tengo esta propuesta, esta idea. Como decía Pivel Devoto; muchachos, más sustantivos y menos adjetivos.

Y usted que participó como canciller en 1991 de la gestación del Mercosur ¿cómo lo está viendo actualmente?

-Ha cambiado porque incluso era otro el escenario. Cuando se firmó el tratado de Ouro Preto, Argentina quería tener una zona de libre comercio para acercarse más a los Estados Unidos. Y Brasil quería tener una zona de libre comercio sudamericana para alejarse de Estados Unidos. Los dos querían el mismo instrumento con fines distintos. Se estableció además una Unión Aduanera como que íbamos a ir a un Mercado Común. ¿Qué pasó? El Mercado Común no se ha logrado. El modelo era muy parecido al europeo pero Europa está con la supranacionalidad, Bruselas, y acá no tenemos ni coordinación de políticas macroeconómicas que es básico y tenemos un arancel externo que el propio Tratado dice que sea lo más bajo posible para favorecer la competitividad. Los instrumentos están desalineados ¿por qué? porque la realidad es distinta. En aquel tiempo la Unión Europea planteaba la competencia con Estados Unidos que planteaba el ALCA. Pero hoy el mundo comercial es otro. Nadie va a plantear a ver qué puede incidir América Latina en lo que es la geopolítica del equilibrio de poder. Es cierto que tenemos la reserva alimentaria, el agua, etc. pero hoy la tecnología es de un nivel demasiado importante. La conectividad, la pequeña empresa, la capacitación. Y ahí es donde están los problemas sociales. Tenemos que crear las condiciones, no para asistir, sino para reconvertir. Y ese tema es de mediano plazo pero tiene que tener una continuidad. Que el mundo cambia, así como cambió el Mercosur, no tenga la menor duda. Pero también tenemos que ir hoy al ritmo del que el mundo va cambiando. El Mercosur es un proyecto político importante, pero más estratégico y comercial. Pero así en estas condiciones, la fotografía hoy dice que, ¿no será que de alguna forma está condenado por lo menos en la irrelevancia de su inserción externa? Hay que buscar la solución, técnica, pero sobretodo, de empleo que es lo que a mí me preocupa.

¿Cómo se acompasan estos procesos de integración con los sistemas políticos?.

-En 1993, tuve el honor y además la responsabilidad de ser el único miembro informante de todo el Senado, en nombre del Tratado del Mercosur. Con el apoyo de todos los partidos políticos, hice un planteo de carácter estratégico muy definido en lo que era la realidad y como podíamos funcionar en ese momento. El tema comercial tiene una gran importancia en términos de intereses nacionales pero a veces hay intereses sectoriales que no necesariamente tienen satisfacción con el tema. Porque el interés nacional es el recorte de muchos intereses sectoriales. Entonces, uno dice, bueno, ésta es la estrategia. ¿Cómo se hace, más allá de toda la ideología?, hay que conversar todos los días de estos temas. La otro que para mí es muy importante es la diplomacia presidencial. Los presidentes pueden coincidir o no pero tienen que hablarse de forma permanente. Yo creo que la diplomacia presidencial hoy es clave, y esto no es una recomendación para nadie. Y las diplomacias presidenciales no pueden ser ni electorales ni de radicalización ideológica, porque son proyecciones de mediano plazo. Con la política exterior no ganás o perdés una elección. Eso es cierto, pero también es cierto que podés perder una generación, si no tenés una estrategia armada. Lord Palmerston (excanciller británico): los países no tienen amigos permanentes, tienen intereses permanentes. El Mercosur es un camino de apoyos recíprocos, y de entendimientos recíprocos, siempre sobre la base de la asimetría. Si el país es grande, cualquier problema que tenga el Uruguay, no cambia el destino de Brasil o de la Argentina. Cualquier problema que tengan Brasil o Argentina nos hace temblar.

Usted ha desarrollado internamente en la Aladi una plataforma digital para facilitar el comercio entre las Pymes a nivel regional.¿Cómo está funcionando esa herramienta?

-Es cierto, se llama Digital Pymes Grandes Negocios. Tiene tres patas. Una es el acceso al mercado. Yo agarro el teléfono, entro en la plataforma de Aladi, quiero exportar zapatos. En Aladi, el empresario encuentra información de todos los aranceles, restricciones y las corrientes de comercio. Después, tenemos la Conexión empresarial, se hacen rondas de negocios empresariales. Y yo lo que noto es que la voluntad política de los países a veces no está tan conectada con la posibilidad de darle el instrumento adecuado al empresario. No porque no quieran es porque a veces se pierden en este tema. Y el tercero, la capacitación.

¿Y qué respuesta se ha tenido de parte de los empresarios?

-Cuesta, pero hoy tenemos más de 110 mil registros, 45 mil empresas registradas, cerca de 35 mil productos y servicios. Y para que se vea que es un tema no ideológico, qué fue lo que hice. Vamos con la ronda a Cuba, ahora en octubre. Llevamos a 400 empresarios y ahí en Cuba se reunirán y comenzarán negociaciones para ver como se puede dinamizar a uno de los países socio, como Cuba, que quiere comerciar más. Y todo ese esfuerzo se sigue digitalmente. Son corrientes comerciales distintas. Una cosa es el Caribe, otra cosa es América del Sur. Las demás instancias son todas virtuales y vienen muy bien. Pero a veces, la voluntad política no está tan dinamizada.

¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la Aladi?

-A ver, son 13 países, 13 embajadores. Son distintos intereses comerciales. Qué les digo. Acá adentro de la Aladi está el Mercosur, el Mercosur no podría existir si no está registrado acá. El Grupo Andino también, porque tiene una categoría especial como se sabe de no extender sus beneficios a otros. Entonces, si tenemos todos esos temas, los países se pueden reunir, dos o tres por ejemplo, para hacer tal cosa, lo registran acá y no necesariamente lo tienen que extender, lo pueden negociar con los otros países para empezar a trabajar. Entonces, uno tiene un escenario donde hay técnicos, hay instrumentos que se pueden manejar entre ellos. Un ejemplo que es muy importante. Brasil le concedió al Uruguay que las zonas francas uruguayas exportaran al Brasil.

Una idea que partió de usted si no me equivoco.

-Salió, póngale, del gobierno. Salió y se inscribió. Y hoy Uruguay le puede exportar lo que no podía hacer antes porque Brasil se oponía, desde una zona franca, a todo Brasil. ¿Y qué pasa? Si tenés cierta garantía jurídica, cada uno lo califica en materia de riesgo empresarial y todo lo demás, y claro, las inversiones extranjeras, vienen acá. Ese tipo de negociación, como el puerto de Fray Bentos a Bolivia, va creando las condiciones. Yo le llamo crear las condiciones de las bicicletas de las ruedas redondas. Yo les pongo las bicicletas, las ruedas, redondas. Si usted quiere andar a pie, perfecto, si quiere andar en bicicleta, perfecto. No sabe andar en bicicleta, aprenda. ¿Quiere andar 20 metros, 20 mil?, depende de usted. Pero lo que no puedo tener es una Aladi con ruedas cuadradas.

¿Con el Brasil de Lula se puede trabajar?

-Bien, bien. Brasil tiene un piloto automático en general. Brasil le da un enorme respaldo a la Aladi. Lo que necesitamos es que haya un contacto más activo empresarial. Hay sintonía, lo hemos conversado. Cuando empiezan a entender que los instrumentos les sirven. Registrás lo que quieran. Certificado digital, por ejemplo, de origen. El Mercosur lo tiene. Les digo, póngalo acá y lo negociamos con los otros países y los 13 países tienen certificado digital. ¿Qué quiere decir eso? Que el instrumento está, los muchachos acá tienen las ruedas redondas, aunque no les voy a decir cómo manejar las bicicletas porque ahí se enojan.

En materia de inserción internacional, ¿cual sería la estrategia correcta?

-Hoy es la realidad, hoy está el Transpacífico, África que ahora tiene 35 países en zona de libre comercio, hay otro mundo, Europa con una visión distinta, con su problema de guerra, la economía de China y la India. Hoy China es el primer exportador de bienes del mundo y el tercero de servicios. Con 1300 millones de habitantes, es un mundo y todavía están planteando la famosa ruta de la seda. Uno se pregunta ¿será capitalismo? No, es mercado con una visión distinta, una cultura distinta, y otra estructura política. Ahora, uno le va a decir, yo mire que no hago negocios con China si usted no vuelve a la democracia. ¿A qué democracia?¿Cuál es la suya? A ver, estoy tratando de decir que hay que ser realista. En la Organización Mundial de Comercio (OMC) no hay cláusula democrática, como tampoco hay en la Aladi. Si se plantea un tema ideológico, ¿a quien afecta? Al que necesita trabajar.

¿Qué es el empleo para China?

-Yo lo he estudiado. Para ellos, el empleo es el concepto de la excelencia. Ellos van a estudiar y no tienen el sentido de la competencia sino de la excelencia. Se autoexigen y van creando las condiciones de superación. En un mundo en que la gran competencia hoy es 5G. Hay que ver como funcionan, como estudian, como trabajan. Acá el empleo tiene que ser también algo de superación individual. No es un tema de capitalismo, sino de superación individual. Uno se va superando siendo excelente en su trabajo. El mundo pasa por ahí, no lo veo como algo ideológico lo veo como un tema de dignidad del empleo. Donde no hay dignidad del empleo…no se si lo dijo Carlos Marx o Adam Smith, pero donde no hay empleo, no hay paz social, así que, arreglen muchachos.

Y para terminar, ¿cómo ve el futuro?

-A mí me preguntan qué edad tengo y yo respondo, yo tengo la edad de mis sueños. El que no sueña está embromado. Y a mí me pesa mucho el hecho de ser un hijo de un excombatiente de la guerra de El Chaco (conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia, entre el 9 de setiembre de 1932 y el 12 de junio de 1935). Mi padre que era un hombre joven, que peleó a los 17 años en esa guerra, con toda la resistencia que había tenido hacia las armas, después de eso, me decía: mirá, el que tiene miedo es el primero que muere. Entonces, en una frase que a mí me quedó para siempre, se lo digo mucho a mis alumnos: que tus miedos no puedan más que tus responsabilidades. Acá es lo mismo. Yo no conozco democracias fuertes con partidos débiles. Está muy bien que peleen los liderazgos. Pero sin partidos políticos fuertes, tenemos a la anarquía en la puerta y hoy tenemos la pobreza. Porque ningún gobierno, de izquierda, de derecha, todavía hoy tiene solución a este tema de la desigualdad social.

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