Vinculado al mar por su actividad profesional, el profesor Yuri Gramajo (*) es, además, un reconocido escritor, periodista y experto en Seguridad y Defensa. Desde la Revista Naval (**), en la que se desempeña como asesor periodístico, ha sido el promotor de una idea impostergable y “rupturista”, como él mismo la define: la de creación de una Secretaría de Asuntos Marítimos. “Yo invito a la dirigencia política a tener una mirada común, generosa. El mar está pronto para ofrecernos un sinfín de ventajas. Está en nosotros, saber aprovecharlas”, resumió en entrevista con elcontenedor.uy (portalmaritimo.com.uy).
Gracias por recibirnos y qué mejor comienzo para esta nota que usted mismo se presente ante los seguidores de elcontenedor.uy (portalmaritimo.com.uy).
-Bien. Voy a comenzar con algo a veces menos usual pero para mí fundamental. Soy un feliz padre de cuatro hijos y el más contento y glorioso abuelo de cuatro nietos. Eso es lo que hace al ámbito más personal, más íntimo. En pareja, contento, feliz. Y en lo que hace al ámbito profesional, me sigo considerando periodista pero no ejerzo. Ya desde hace aproximadamente unos 23 años, incursioné primero en el ámbito naval, es decir, todo lo que tiene que ver con el ámbito marítimo pero desde la perspectiva militar.
¿Y cómo se da ese enganche entre lo que es el periodismo y esa nueva faceta como docente, experto en seguridad y defensa, asesor?
-Yo estaba haciendo programas de televisión. Se me ocurrió hacer un programa sobre las Fuerzas Armadas y a partir de esos programas que tuvieron mucha repercusión, de distinta índole, porque es un país muy dividido sobre este tema, yo quería saber qué hacían, cómo lo hacían y a raíz de eso tuve la oportunidad de irme al exterior a estudiar cuestiones de defensa que es un concepto que está por encima de las Fuerzas Armadas. Qué es la defensa nacional, que pueden requerir países como Uruguay y terminé yendo a estudiar a Estados Unidos y Alemania haciendo un total de 7 diplomaturas obtenidas seis de ellas en Estados Unidos y una en Alemania, sobre temas tan amplios como gerenciamiento de los recursos de defensa, operaciones de estabilización o cursos de contraterrorismo, donde uno puede ver algunas de las debilidades que los países en general y el nuestro en particular, pueden tener.
Hace poco más de dos décadas, aproximadamente, el mundo se conmovía con los atentados a las Torres Gemelas. ¿En qué medida influye ese contexto en su decisión de incursionar por este camino?
-Coincidentemente, inmediatamente después de eso yo comienzo mis estudios, me fue muy bien en ellos, eso habilitó a que me llamaran a otro curso y en Estados Unidos, en la cultura norteamericana, se valora mucho lo que se conoce con el nombre de “think outside the box” (pensar fuera de la caja, expresión que se refiere al pensamiento novedoso o creativo) y los uruguayos somos fuertes en eso, a veces sin recursos. Pero eso se confronta con lo que tiene que ver con el método y los procesos que tienen los norteamericanos. Yo entendí muy bien el método de funcionamiento norteamericano, y le incorporé esa cuota de creatividad que uno ya lleva en forma natural y a mí me fue muy bien por los resultados obtenidos. Tuve la oportunidad de participar en nuevos cursos y ahí comienzo mi actividad como docente después de estos años de estudio en Uruguay primero y después en el exterior, yo he sido durante nueve años profesor de la Academia de Defensa de Canadá, he sido instructor de dos universidades norteamericanas lo que me ha llevado a recorrer con ellos América y otras latitudes.
¿En materia de defensa cuales podría señalar hoy como amenazas, por ejemplo, para el caso de Uruguay?
-Muchas veces se dice que los militares se preparan para las guerras que ya fueron. Porque, claro, se trabaja sobre lo que ya pasó. Pero también, hay mucho pensamiento en algunos lugares donde se trabaja en forma prospectiva, imaginando el futuro y pensando donde vamos a estar dentro de cincuenta años. En Uruguay, cuesta pensar que el sistema político piense así. Pero hay que pensar así; imaginar donde vamos a estar como país dentro de cincuenta años. Cuales son las amenazas de hoy, cuales serán las amenazas de mañana. Para Uruguay, como país, no pasan por una confrontación tradicional. Nosotros, difícilmente, vamos a estar en un conflicto clásico con alguno de nuestros vecinos. Eso no va a pasar. Y si estuviéramos cerca de eso, como estuvimos, por ejemplo, en el peor momento del tema de las pasteras, la solución para Uruguay no pasa por un conflicto directo. La solución para el Uruguay es tener bien fortalecida la primera línea de Defensa que es el Ministerio de Relaciones Exteriores. Fíjese, hace muchos años, se hizo aquí en Uruguay a iniciativa del primer gobierno del Frente Amplio, lo que se llamó el debate nacional de Defensa. A ese debate, fueron invitados diversos organismos del Estado, organizaciones, partidos políticos, las Fuerzas Armadas, la Policía, las organizaciones de derechos humanos -que para mí no tenían nada que hacer en ese debate pero allí estaban- y algunos invitados a título personal como era mi caso, en nuestra condición de experto. El primer día, todos nos presentamos y yo pregunté a mi turno, si había algún representante del Ministerio de Relaciones Exteriores y no lo había. Estaba la ministra de Defensa, y entonces, yo dije, bueno, éste es el primer problema que tenemos: estamos asistiendo a un debate nacional sobre defensa y no está el ministerio de Relaciones Exteriores. Ese actor es nuestro principal y primer nivel de Defensa y en la mayor parte de los casos, el único. ¿No se enteraron que tienen algo para decir en esto?. Esa falta de coordinación yo la fui advirtiendo a lo largo de los años en diversas áreas del acontecer gubernamental. Yo no he integrado gobiernos, me ha tocado asesorar en algunos casos como conocedor de algunos temas de seguridad y defensa nacional. A partir de esos estudios, empecé como docente en Uruguay, en el exterior. Trabajé mucho en el área naval, de hecho soy jefe de extensión académica en la Escuela de Guerra Naval, actualmente, estoy muy en contacto con el mundo marítimo, que es el mundo privado, la actividad mercantil, comercial, empresarial, que muchas veces no se toma en cuenta el nivel de importancia de la actividad pero yo te puedo asegurar que en el Uruguay y en el mundo es fundamental, a partir del hecho de que el gran transporte mundial de mercaderías se hace por mar. Y esos ejemplos que ponía en el Seminario, las vacas que nos hicieron rico como país pecuario, las trajo Hernandarias, vinieron por barco. Y los libertadores que cruzaron el río Uruguay, la gesta libertadora, llegaron por barco.
En el Seminario con motivo del 35° aniversario de la Revista Naval que se realizara en la Escuela Naval, usted recalcó que seguimos siendo un país de espaldas al mar. Y ponía como ejemplo el caso de la Intendencia de Montevideo de colocar bancos en la rambla y que inicialmente miraban hacia los edificios y no hacia el mar.
-Claro, empecé con ese ejemplo porque creo que representa una forma de ver el país, de ver la realidad y una posición cultural. Es decir, la Intendencia decide, acertadamente, colocar bancos en la rambla para que la gente disfrutara de ese hermoso lugar que es la rambla de Pocitos, y quienes lo instalan inicialmente, los colocan de espaldas al mar, mirando hacia los edificios. Insólito. Pero es una forma de ser.
Para modificar esa posición cultural, usted también proponía “cambiar el mapa” incorporando todo lo que es el territorio marítimo.
-Yo lo que estoy proponiendo como un ciudadano más pero de alguna manera como conocedor del mar, vinculado al mar, trabajo en el mar, no solo por mi actividad en la Armada sino también por mi actividad en una empresa en el exterior que se dedica a cuestiones del mar, propongo dos cosas en lo que hace al Uruguay. La primera: cambiemos el mapa. Sumemos a ese mapa que tenemos del Uruguay en nuestra mente, este nuevo mapa que ha nacido en las últimas décadas que nos habla de un Uruguay que se multiplicó por más de dos. Nosotros en el agua tenemos una extensión territorial con estatutos jurídicos diferentes, según sean 200 millas náuticas o 350 millas desde la cota más baja, esto es, la marea más baja. A partir de ahí se cuentan las 12 millas, 200 millas y 350 millas. Esa extensión en definitiva, nos habla de un Uruguay mucho más grande del que conocemos. Y ojo que, en términos económicos, esa extensión del Uruguay en el agua es más valiosa de la que hay en tierra. Lo que pasa es que lo desconocemos. Explotamos muy bien nuestra tierra, pero falta explotar nuestro mar. Lo podemos hacer y podemos hacer que el Uruguay pegue un salto cualitativo realmente. Y entonces, tendremos un conjunto de actividades vinculadas al mar que van a ir en beneficio de todos, no solo de los directamente involucrados sino por repercusión en toda la economía. Entonces, van ha haber medios de comunicación vinculados al mar…
¿Ahora, cómo se hace ese clic en una sociedad que, como usted decía, tiene una cultura tan arraigada que no mira hacia el mar?
-Es muy buena la pregunta. Yo integro la Revista Naval (*) y hemos hablado con mis compañeros de cómo hacer esto. Lo primero es un cambio cultural. Para hablar de cosas concretas, creo que hay que desarrollar una política desde el Estado, a nivel de escuelas primarias, donde se comience a enseñar, por lo pronto, el nuevo mapa. Hay que comenzar una campaña de concientización a nivel político para que nuestros dirigentes sepan que el mapa cambió y que ellos también lo incorporen. Entonces, si la política y la Educación, hacemos frente común en estas áreas para que se concientice sobre este cambio, y que ahí hay también más posibilidades de estudio y de preparación de gente y, obviamente, de inversión y de trabajo. Uruguay, por ejemplo, ha sido un país que le ha ido muy bien en términos de pesca en la década del sesenta y setenta, del siglo pasado. Hemos perdido casi que, totalmente, nuestra capacidad de flotación en materia pesquera. Si no pescamos nosotros, pescan otros. Y para peor, aún, Uruguay no tiene capacidad para cuidar sus aguas. Porque la Armada, por distintas razones de carácter social, político, militar, económico, se encuentra en un estado de casi incapacidad. Es como si dijera, usted tiene una enorme estancia, llena de ovejas, vacas, y nadie las cuida. ¿Y qué va a pasar? Hay depredación. Bueno, eso es lo que está pasando con nuestro mar. Nadie lo cuida, no hay capacidad. Entonces, vienen pescadores extranjeros a pescar en forma ilegal. Otro ejemplo: la prospección que puede hacerse de nuestro subsuelo por ejemplo depende exclusivamente de compañías extranjeras. Está bien, bienvenidos, pero es nuestra tierra, es nuestro mar. Entonces, yo creo que tiene que haber un cambio cultural, un entendimiento, que nunca más haya confusiones de donde poner los bancos, tener una mirada hacia el mar. Si nosotros empezamos por esto, porque este va a ser un cambio cultural que va a llevar un tiempo, pero si empezamos por eso, vamos a tener generaciones de gente que valore el mar. Pero no estoy hablando en términos teóricos; estamos hablando de economía, de plata, de gente que pueda vivir del mar. Hay espacio, pero se necesita gente formada y se necesita gente involucrada. Falta ese involucramiento.
¿Cómo ve al sistema político en general en ese sentido, estará a la altura de las circunstancias como para dar ese salto cualitativo que usted propone?
-Debe estarlo, tiene que estarlo y no hay excusas. Al sistema político le pasa lo mismo que a la sociedad en su conjunto respecto del mar. Muchas veces, se dice, los políticos son así o asá. Los políticos representan lo que somos como sociedad. Yo creo que, en muchos casos, por suerte no en todos, los políticos reproducen una especie de desconocimiento. Del mar se conoce la playa, para cruzar e ir a la Argentina en alguna empresa que cruza el río. El mar es mucho más que eso. El mar significa que 9 de 10 productos, este celular, esos lentes, el vaso, seguramente, vinieron por barco, casi seguro. Y cuando Uruguay exporta, el 90% de sus exportaciones se van por mar. Esa entrada y salida de mercaderías por mar implica dinero. Si nosotros tenemos buenas capacidades, buenos canales de acceso, buenos servicios y razonables costos, vamos a tener una mayor capacidad de transporte tentado de venir a dejar carga acá o de venir a levantarla acá. Por qué tenemos un buen puerto, barato, limpio, prestigioso, y todo eso se traduce en dinero. Porque cada barco que entra obviamente paga un peaje por ingresar a nuestras aguas, paga por los servicios que le brinda el puerto, paga y cobra, según sea el caso por la carga y descarga de mercaderías. Entonces, ¿por qué la eterna lucha de puertos entre Montevideo y Buenos Aires? No es que nació del fondo de los tiempos y porque se nos ocurrió que los dos puertos pugnaran. No. Pugnan por dinero, así de simple. Por trabajo, por desarrollo. Entonces, nosotros, cuanto mejor puerto de Montevideo hagamos, mejores oportunidades habrá para Uruguay. Y lo mismo con otros puertos, el de Nueva Palmira, por ejemplo. La lucha de puertos siempre fue importante y siempre lo seguirá siendo. Cuanto mejor preparados estemos, mejor respuesta vamos a dar.
Sobre el final del seminario, usted lanza una segunda propuesta que tiene que ver con establecer una coordinación, una política de Estado en materia de asuntos relacionados con el mar que se materializa en una Secretaría de Asuntos Marítimos. ¿En qué consiste esta iniciativa?
-Creo que es el punto principal de mi ponencia. Yo lancé la necesidad de la creación de una Secretaría de Asuntos Marítimos o Asuntos del Mar o una Oficina de Coordinación o como se le quiera llamar. En definitiva, crearla a nivel de Presidencia de la República, otros países tienen un Ministerio del Mar. Yo no digo llegar a un Ministerio pero sí a una Secretaría de Coordinación que no sustituya a los actores que ya hay en el Estado, que los hay, pero que están dispersos. Entonces, que los unan de tal manera que, a través de un organismo coordinador, dependiendo de Presidencia de la República para darle la importancia que tiene al tema, puedan justamente ser más efectivas todas las acciones y hacer que se minimicen los esfuerzos y se reproduzcan los beneficios.
Uno le viene a la memoria lo que significó el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) y su capacidad para dar respuestas, en este caso científicas, durante la pandemia. ¿Puede haber algo de esa experiencia exitosa en esta iniciativa?
-Bueno, el GACH tuvo el acierto de responder de forma inmediata a una emergencia. Ahí ya no se podía jugar al más o menos porque los resultados equívocos podían ser muy costosos. El gobierno creo que tuvo una visión muy acertada en crear una institución de carácter científico que formulara políticas y tratara de coordinar esfuerzos. Y eso demostró ser muy acertado. Esto, si bien es una realidad diferente, no lo es tanto, porque si bien no estamos en una emergencia, esta coordinación de asuntos marítimos, es impostergable. No podemos seguir perdiendo tiempo. Cuando hablo de coordinación me refiero a todos los aspectos que nos vinculan al mar. Permitirnos asesorar y que el Estado tenga una visión nueva. Yo creo haberlo comentado en la conferencia; integración de las comisiones binacionales vinculadas al mar, hay una comisión del río Uruguay, del río de la Plata, del Frente Marítimo, Salto Grande, que tratan los asuntos de interés bilateral. Nuestro país integra las comisiones bilaterales con representantes políticos que se alternan una vez que cambia el gobierno. Argentina, en esas comisiones, yo puse como ejemplo la CARU, la integra con representantes permanentes. Entonces, el funcionario político, el embajador, quien sea que integra la comisión desde el lado uruguayo, está preguntando por dónde se enciende la luz, una pregunta natural que todos nos nacemos cuando entramos a un lugar nuevo. Y del otro lado, hay funcionarios que pueden estar sonriendo sarcásticamente, sin decir nada, porque ellos saben donde está y saben donde está el archivo, cómo funcionan todas las cosas, no de ahora, sino desde hace veinte años. Hablando en términos más coloquiales: te hacen pelo y barba y vos ni te enteraste.
Un aspecto original de la Revista Naval tiene que ver con la idea de auscultar la opinión de los candidatos una vez que estos están definidos previo a las elecciones. Me imagino que esa idea volverá a estar arriba de la mesa para los próximos comicios.
-Si va a estar y yo soy uno de los responsables de llevarlo adelante. A todos los partidos políticos. Cuando llegue el momento, no es ahora, y estén definidos cada uno de los candidatos presidenciales, en la revista con mis compañeros de redacción elaboraremos un cuestionario que es igual para todos. Se los contacta, se les da tiempo para responder. El cuestionario es para todos igual, no se hacen entrevistas personales para que los respondan tranquilos con apoyo de sus asesores o como sea. Las preguntas son las mismas para todos. Lo que hicimos en las últimas dos elecciones, además de recibir las respuestas y publicarlas, fue dar un paso más. Una vez que recibimos las respuestas, las comparamos y vimos en qué preguntas han tenido coincidencias. Y hemos podido establecer cuales son las visiones generales de los partidos.
¿Qué aspectos, que usted recuerde, destacaría de esas miradas en común de los candidatos en ese momento?
-Bueno, justamente, uno es la falta de coordinación en los asuntos del mar. Todos coinciden en que falta coordinación porque todos lo ven en su accionar diario. Eso es algo que llamó la atención y a mi personalmente me llamaba la atención en forma muy positiva. Quiero decir, se está viendo el problema. ¿Cuál fue la propuesta o la propuesta de la Revista Naval en este sentido? Que pasemos al siguiente escalón. Ya tenemos el problema bien diagnosticado. El sistema político lo está advirtiendo. Señores: es el momento de dar el siguiente paso. Creemos la Secretaría de Asuntos Marítimos. Ojalá esta idea mía prenda y podamos avanzar. De hecho, hubo representantes políticos en la charla que se acercaron y manifestaron su agradable sorpresa y que iban a empezar a trabajarla. A mí, no me gustaría que esto no terminara como parte del botín político. Es decir, se crea la Secretaría y, bueno, es un conjunto de cargos más a nivel político. Me gustaría pensar que esto se resolviera técnicamente con una visión de Estado y que pueda asesorar, no importa quien es el presidente mañana. Señores, éste es el camino.
¿Qué ejemplos hay en el mundo de una idea como la que usted propone?
-Muchos. A ver, el mundo no es perfecto. Nosotros podemos creer muchas veces que los países más desarrollados ya tienen todo solucionado. Tienen otros problemas pero también tienen otros problemas como los tienen los países subdesarrollados. Y lo de la falta de coordinación es un problema que tienen muchos países. Antes de esto, me especialicé en defensa y seguridad. Usted mencionó los atentados de setiembre de 2001 en Estados Unidos. ¿Qué faltó ahí? Coordinación. Todos tenían partes de la información pero no había nadie que la juntara. Ese fue el problema que tuvieron, no de falta de información, sino de coordinación. Pero algunos países tienen estas cosas muy bien resueltas. Y los ejemplos son variados, quizás no todos del mismo grado. China no tiene este problema, porque China es una dictadura. Y tiene una proyección mundial en asuntos del mar importantísima. Países como Holanda, Gran Bretaña, lo tienen resuelto. Nosotros tenemos mucho por hacer. No es tan difícil. Esto que yo estoy planteando, la comunidad marítima privada, me refiero a las cámaras, las navieras, coinciden con esto porque los que trabajamos en esto nos damos cuenta.
¿La falta de coordinación es un gran problema en nuestro país?
-Es un gran problema. El Estado tiene muchas ventanas para atender un mismo tema. Y a veces no son coherentes. Entonces, la existencia de una oficina de coordinación podría ayudar, de alguna manera, a hacer más fluidas todas estas relaciones. Y que también en esto comience a haber una ventana única de Estado porque cuando ingresa por ejemplo un barco mercante, intervienen muchos. De lo más visibles, la Prefectura Nacional Naval porque se va a encargar de la seguridad. Pero interviene el Ministerio de Economía a través de la Dirección Nacional de Aduanas, Migraciones, Ambiente, Relaciones Exteriores, etc. Son múltiples los actores que intervienen y al momento del desarrollo de proyectos, muchos más. Yo ponía el ejemplo, porque lo viví no me lo contaron: cuando Uruguay comenzó el tema de la prospección petrolera, Ancap, durante meses y meses, no había hablado, por ejemplo, con la Dirección de Ambiente del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. O sea, me consta que no coordinaron, como tampoco habían coordinado Ancap con la Armada. Lo que se propone es crear un organismo, no centralizador, que cada uno mantenga su potestad. Un organismo que coordine y que una vez que camine, estén todos los actores involucrados.
Se acaba de publicar el Número 100 de la Revista Naval, 35 años. Me imagino que ya está planificando el Número 101.
-La revista tiene una frecuencia trimestral, a veces, cada cuatro meses. Tiene un Consejo Editorial que son algunos militares retirados con inquietudes de carácter periodístico o comunicacional y un par de civiles, el Profesor Alejandro N. Bertocchi Morán y yo. En algún momento integré el Consejo Editorial, actualmente estoy como asesor de la Revista Naval. Elegimos temas tanto del ámbito naval, es decir, lo marítimo militar, como del ámbito marítimo mercante, a nivel privado. Entonces, elaboramos el bosquejo de la próxima revista, buscamos articulistas que puedan referirse al tema y en el caso por ejemplo, de ediciones especiales, como el caso de las elecciones. La Revista Naval, si bien es abierta, cualquiera la puede tener, tiene una circulación restringida; va dirigida a la gente de mar, se distribuye en el ámbito marítimo y también en el ámbito político. Y sabemos que es material de consulta. A mí me pareció que teníamos este año que atacar muy fuerte con una idea rupturista como es la creación de la Secretaría de Asuntos Marítimos, como idea principal.
¿Cuáles van a ser los próximos pasos respecto de esta idea?
-Vamos a insistir con esto, tenemos que dar un paso más. Vamos a continuar y vamos a estar abiertos a colaborar todo lo que podamos. Tenemos que dar un paso más. Nosotros sabemos que esta idea ha sido muy bien recibida en el ámbito marítimo. El otro día, en la Seminario, concurrió una parte de la comunidad, no toda. Entonces, creemos que ese es el siguiente paso: reunirnos con todas las cámaras empresariales que lo van a recibir con agrado. Y decir, bueno, empujemos todos juntos. Creo que también es necesaria una reunión a nivel presidencial para plantear esto y decirle, mire señor presidente, esto es una necesidad y es posible, no es una herramienta imposible de alcanzar, es realizable y es realizable de inmediato. Entonces, primero tenemos que hacer saber esta iniciativa. Reunirnos con todo el ámbito marítimo y de inmediato una reunión con Presidencia de la República.
¿Cabe la posibilidad entonces de una ronda con los partidos políticos?
-Con todos. Este no es un tema de oficialismo u oposición. Este es un tema de todos, porque esta es una realidad que si la resolvemos bien, nos beneficiamos todos. Los que están actualmente en el gobierno o en la oposición y los que tendrán mañana la responsabilidad de continuar, porque el tema va a seguir existiendo. Es natural que los gobernantes metidos en la vorágine de cosas a resolver se ven envueltos en resolver lo inmediato y desatender lo importante, lo urgente. Esto es muy importante y además es muy urgente.
Le pido una reflexión final para cerrar esta entrevista.
-A modo de corolario, yo invito a la dirigencia política, a todos, el Uruguay somos todos, a tener una mirada común, amplia, generosa. Si todos tenemos una mirada amplia, generosa, profesional, el mar está pronto para ofrecernos un sinfín de ventajas. Está en nosotros, saber aprovecharlas. Y esa es mi invitación al sistema político, que lo vean y que empujemos todos la creación de una Secretaría de Asuntos Marítimos.
(*) Yuri Gramajo es Diplomado en “Counterterrorism and Internacional Security” del George Marshall European Center for Security Studies, (Garmisch-Partenkirchen, Alemania). Diplomado en “Global Security” National Defense University – Center for International Security Affairs, (Washington DC, USA). Diplomado en “Planificación y Gerenciamiento de los Recursos de Defensa”, Diplomado en “International Stabilization Operations”, Diplomado en “Contraterrorismo y Coordinación Inter-agencial”, Diplomado en “Strategy and International Security”; National Defense University -Center for Hemispheric Defense Studies (Washington DC, USA). Jefe de Extensión Académica de la Escuela de Guerra Naval. Miembro de RESDAL (Red de Seguridad y Defensa de América Latina). Facilitador Académico en la Académie Canadienne de la Défense. Canada. Adjunct Professor de Joint Special Operations University. Tampa, USA. Senior Fellow del “New Westminster College”. Columbia Británica. Periodista, Escritor y Académico especializado en Seguridad y Defensa.
(**) La Revista Naval es una publicación del Club Naval cuyo primer número salió a luz pública hace casi 35 años (junio de 1988). Acaba de celebrar su edición Nº 100 con un seminario sobre “Intereses marítimos nacionales”, realizado el pasado 18 de abril en la sede de la Escuela Naval.