El barco zarpó el pasado 31 de marzo del citado recinto con una tripulación de 81 guardiamarinas, incluido su comandante, Mario Vaucher, y visitó 23 puertos de 11 países en los 202 días de su recorrido.
En la actividad participaron el subsecretario de Defensa, Rivera Elgue; el comandante de la Armada Nacional, Jorge Wilson; el presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Juan Curbelo, y familiares de efectivos de esa fuerza, entre otros representantes del Poder Ejecutivo y el cuerpo diplomático acreditado ante el país.
Estos viajes de instrucción “marcan las vidas para adelante de los oficiales recién recibidos”, destacó García en declaraciones a la prensa. Puntualmente, a la hora 10, se produjo el arribo el velero escuela de la marina uruguaya tras completar su XXXIII viaje de instrucción. Con toda su tripulación formada sobre la cubierta del buque, el comandante de la embarcación recibió a bordo a las autoridades encabezadas por el ministro de Defensa. Tras los saludos formales, como es habitual en estos casos, escenas emotivas de reencuentros familiares se produjeron en el área naval tras la larga ausencia una vez que la dotación fue autorizada a descender del buque.
“Misión cumplida”
Con la satisfacción de la “misión cumplida”, Vaucher reseñó que fueron 202 días que contribuyeron a la formación de los guardiamarinas. Se refirió al rol diplomático del barco como una embajada itinerante, porque, en coordinación con la Cancillería, ya que el viaje “sirvió para llevar nuestra cultura, música, gastronomía y pintura uruguaya a distintos puntos del planeta”. También se utilizó el buque escuela para la promoción turística y generar oportunidades de negocios “que posiblemente se concreten en un futuro para la nación”.
El jerarca indicó que, de los 81 tripulantes, 80 son uruguayos y hubo un invitado de la Royal Navy que fue relevado por otro quien sí arribó a Montevideo, además de una integrante de la guardia costera de Estados Unidos, que también fue invitada durante parte del viaje. Durante la travesía se visitaron 23 puertos de 11 países y se participó en siete eventos de grandes veleros, de los cuales dos fueron regatas, con más de una treintena de embarcaciones, una en el mar del Norte y otra en el océano Atlántico.
El origen del Miranda
Es recordado el «origen gaditano» del buque capitán Miranda, goleta que se construyó en los astilleros de Matagorda (España) en 1930.
El buque sirvió primero como barco oceanográfico para levantar la cartografía del litoral uruguayo y, más tarde, para ser objeto de una gran reforma, en 1977 en el dique de Cádiz, en la que fue transformado en el velero escuela actual, dotado de tres mástiles.