La Comunidad Iberoamericana, a la que muchos daban hace tiempo por muerta o exánime, dió señales este fin de semana de estar con vida y en proceso de consolidación. Pese a sus contradicciones y debilidades, la conferencia que agrupa a los 22 países de habla española y portuguesa en América y Europa celebró el sábado 25 de marzo una cumbre de jefes de Estado y Gobierno en Santo Domingo (República Dominicana), la número 28 desde la inaugural, celebrada en 1991 en Guadalajara (México).
La Cumbre, celebrada en República Dominicana bajo el lema “Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible, culminó con una declaración al más alto nivel político centrada en afianzar la Comunidad Iberoamericana.
Durante el encuentro, se aprobó la Declaración de Santo Domingo, el Programa de Acción de la XXVIII Cumbre Iberoamericana y el III Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI) para el período 2023-2026, así como 16 comunicados especiales con propuestas en el ámbito económico, social, de energías sostenibles o para la recuperación del sector turístico, entre otros temas.
Asimismo, la Cumbre deja como legado la aprobación al más alto nivel político de tres instrumentos clave para el futuro de la región:
“La Carta Medioambiental Iberoamericana”
“La Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica”
“La Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales”
Agenda para una recuperación sostenible e inclusiva
Las Jefas y Jefes de Estado afirmaron que Iberoamérica requiere avanzar en una recuperación post-COVID que lleve a reducir desigualdades y a la vez alinee los compromisos de la región con la agenda global de desarrollo. Los instrumentos aprobados en la XXVIII Cumbre Iberoamericana—y que se explican a continuación— tienen una importancia clave en este camino, ya que como bien reconoce la Declaración de Santo Domingo son “desafíos que no pueden ser abordados de manera aislada”.
En lo que respecta al reto ambiental, bajo la premisa de responsabilidades comunes, pero diferenciadas, la “Carta Medioambiental Iberoamericana” constituye un referente común para enfrentar desafíos ambientales globales que impactan con especial dureza sobre Iberoamérica como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación, la degradación de los suelos, la escasez de recursos hídricos, entre otros.
De igual forma, la “Ruta Crítica para alcanzar una Seguridad Alimentaria Incluyente y Sostenible en Iberoamérica” propone acciones para enfrentar el gran impacto de las crisis actuales sobre los sistemas agroalimentarios para evitar que se intensifique el hambre en la región y garantizar el derecho a una alimentación adecuada para todas las personas.
Según la Declaración de Santo Domingo, esta estrategia “coadyuvará a trabajar de forma conjunta en la seguridad alimentaria regional”, fortaleciendo el comercio abierto, libre y no discriminatorio, desarrollando cadenas agroalimentarias de suministro incluyentes y resilientes y consolidando la agricultura familiar, entre otras medidas.
En el ámbito de la transformación digital, la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales” también aprobada por los Jefes(as) de Estado, promueve guiar la actualización de las normativas nacionales para que “la construcción de la sociedad de la información esté centrada en las personas” y se protejan los derechos humanos en el entorno digital.
Asimismo, para que el avance tecnológico actual amplíe el acceso a los derechos, los países iberoamericanos acuerdan reducir las desigualdades y cerrar la brecha digital, impulsar el acceso conectividad asequible y de calidad, fomentar entornos digitales seguros que garanticen la privacidad, desarrollar acciones para combatir la desinformación y promover la libre elección de servicios y contenidos digitales, entre otras medidas.
La Declaración de Santo Domingo también aprobó al más alto nivel político del III Plan de Acción Cuatrienal de la Cooperación Iberoamericana (PACCI) 2023-2026, que fortalece la acción de la cooperación regional con nuevas áreas para acelerar el cumplimiento de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, a solo siete años de cumplir su plazo de implementación.
En este sentido, los Jefes (as) de Estado destacan el potencial estratégico de la cooperación iberoamericana para promover las relaciones con otras regiones y crear sinergias con más actores de la cooperación internacional.
Asimismo, en materia económica, se aprobó un Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera Internacional que aboga por una reforma estructural de las condiciones de financiamiento internacional para ampliar el acceso de los países de renta media y baja a recursos financieros para el desarrollo sostenible. El texto subraya la necesidad de contar con instrumentos financieros innovadores, con condiciones que faciliten el endeudamiento sostenible para mitigar los efectos del cambio climático y la adaptación al mismo.
De igual forma, la Declaración de Santo Domingo subraya el compromiso de transversalización de la igualdad y la equidad de género en toda la acción de la Comunidad Iberoamericana, así como la inclusión de la perspectiva de género en todos los acuerdos alcanzados en la presente Cumbre.
Afianzar Iberoamérica
Durante su intervención ante las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno, el Secretario General Iberoamericano, Andrés Allamand afirmó que el objetivo estratégico de su gestión será “afianzar la Comunidad Iberoamericana” lo que en sus palabras, “implica mantener Iberoamérica como espacio privilegiado para el diálogo, la articulación política, el consenso y la cooperación”.
Para consolidar esta Comunidad de países, Allamand destacó tres pilares fundamentales: 1) la generación de derechos, 2) la creación de oportunidades y 3) la incorporación de nuevos actores.
Precisamente en la línea de incorporación de nuevos actores, durante la XXVII Cumbre también se aprobó la admisión de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) en calidad de observador consultivo de la Conferencia Iberoamericana, reforzando con ello un grupo de 18 organismos internacionales y multilaterales de alto nivel y 12 países de todos los continentes (observadores asociados) que potencian la proyección internacional de Iberoamérica.
Dicha incorporación también refleja el firme compromiso con el bilingüismo como eje de transversal para todo el trabajo de la Comunidad Iberoamericana y todos los acuerdos de la presente Cumbre, tal y como establece en la Declaración de Santo Domingo: “El bilingüismo es una característica distintiva y un patrimonio común de Iberoamérica en un contexto de diversidad lingüística de extraordinario valor”.
Finalmente, el Secretario General Iberoamericano puso en valor el hecho de que 22 países mantengan plenamente vigente “una unidad que no se resquebraja ante las diferencias” y que decidan unir esfuerzos “para el beneficio de sus pueblos y para que su voz se escuche con fuerza en el ámbito internacional (…) Nadie puede negar que juntos nos va mejor”, concluyó.
Al término de la XXVIII Cumbre Iberoamericana, se realizó el traspaso de la Secretaría Pro-Témpore de la Conferencia Iberoamericana a Ecuador, que acogerá en 2024 la XXIX Cumbre Iberoamericana de Jefes (as) de Estado y de Gobierno, a realizarse en Quito, bajo el lema “Innovación, inclusión y sostenibilidad en Iberoamérica”.
Acuerdos mínimos
En la comunidad iberoamericana las decisiones se toman por consenso y eso obliga a complicados equilibrios. Las negociaciones para alcanzar una posición común sobre la invasión de Ucrania (que Nicaragua, Venezuela, Cuba, Bolivia y El Salvador no condenaron en la ONU) quedaron en un pacto de mínimos: una declaración que llama a alcanzar una “paz completa, justa y duradera en todo el mundo basada en la Carta de las Naciones Unidas, incluyendo los principios de igualdad soberana e integridad territorial de los Estados”, pero sin la menor mención a Ucrania.
La falta de consenso ha impedido aprobar uno de los documentos previstos: el referido al diseño de una nueva arquitectura financiera internacional, al que se opuso Cuba y que por eso quedó eliminado de la lista de textos anunciada al inicio de la cumbre por el secretario general iberoamericano, Andrés Allamand. Este sábado, durante la reunión de mandatarios, se ha acordado sustituir dicho documento por un comunicado de un solo párrafo en el que se destaca “la necesidad de una reforma estructural de la arquitectura financiera internacional, que permita un mayor flujo de recursos destinados al desarrollo sostenible y amplíe los límites de acceso que tienen los países de Iberoamérica en materia de financiamiento”. El texto critica los “sobrecargos en los préstamos” y aboga por contar con “instrumentos financieros innovadores, con condiciones que faciliten el endeudamiento sostenible”.
Lo que sí ha recibido luz verde ha sido el Plan de Acción de la Cooperación Iberoamericana 2023-26, la Carta de Derechos Digitales, la Estrategia de Seguridad Alimentaria y la Carta Medioambiental o Pacto Verde. Todos los mandatarios han advertido de los riesgos que conlleva el cambio climático para la región, pero también la oportunidad que supone para avanzar hacia una integración económica hasta ahora inexistente (según la CEPAL, el comercio intrarregional solo representa el 19,2% del total).
En la denominada Declaración de Santo Domingo, los mandatarios expresan su “profunda preocupación por el progresivo deterioro de la situación de seguridad pública y humanitaria” en Haití, reconocen los “ingentes esfuerzos desplegados por el Gobierno dominicano”, en lo que constituye un espaldarazo a la política de Abinader, y hacen un llamamiento a la comunidad internacional para “encontrar una salida a esta compleja crisis, con la anuencia y participación de Haití”, pero sin mencionar una fuerza de pacificación. El jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, confirmó que la UE presentará un paquete de inversiones estratégicas para la región en la cumbre con la CELAC prevista para el 17 y 18 de julio en Bruselas. Con el objetivo de prepararla acudió como invitado a Santo Domingo el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, quien, en su discurso ante los mandatarios, les instó a aprovechar la Presidencia española de la Unión, en el segundo semestre de este año, para “aprobar algunas asignaturas pendientes” en la relación entre ambos bloques, en referencia a la revisión de los acuerdos de asociación y libre comercio con México y Chile y a la firma de un nuevo pacto con Mercosur. En el segundo semestre de este año, se celebrará en Ecuador un foro migraciones, un problema que afecta directa o indirectamente a todos los países de la región, como ha quedado de manifiesto en los debates entre los mandatarios.
Ausencias y presencias
A Santo Domingo acudieron 13 delegaciones encabezadas por sus jefes de Estado o de Gobierno —tanto España como Portugal han estado representadas por partida doble, por su Rey o presidente; y por su primer ministro—, dos menos de los que acudieron a la última cumbre presencial antes de la pandemia, en Antigua (Guatemala) en 2018. La ausencia que más llamó la atención fue la del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Su ausencia evidencia que no ha perdonado que Felipe VI no contestara a la misiva en la que le reclamaba disculpas por los excesos de la colonización de América. Solo así se explica que enviara a la cumbre al subsecretario para América Latina y no a un ministro, como los demás presidentes que faltaron a la cita.
El otro gran ausente de la cumbre ha sido el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva pero, a diferencia de López Obrador, éste se excusó alegando que tenía programado un viaje a China, aunque finalmente tuvo que cancelarlo por una neumonía, y envió a Santo Domingo al canciller Mauro Vieira para que lo representara. Tras el distanciamiento de su antecesor, Jair Bolsonaro, la comunidad iberoamericana confía en que Lula asuma un papel de liderazgo en la región y organice la cumbre de 2026, que hará la número 30.
Las demás ausencias eran las esperadas, desde la de la peruana Dina Boluarte, que no puede salir de su país sin permiso del Congreso; hasta el venezolano Nicolás Maduro, quien mantuvo hasta última hora la incógnita sobre su asistencia y, según su vicepresidenta Delcy Rodríguez, dio un falso positivo a la covid. La falta de cuatro de los seis mandatarios centroamericanos (Nicaragua, Panamá, El Salvador y Guatemala) obligó a cancelar el desayuno que tradicionalmente mantenía el Rey con todos ellos. Sí ha acudido la hondureña Xiomara Castro, única mujer en un plantel de mandatarios abrumadoramente masculino.
Entre quienes sí estuvieron presentes, figuran figuran el rey de España, Felipe VI; el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez; el presidente de Colombia, Gustavo Petro; el de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; el de Chile, Gabriel Boric; el de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el de Argentina, Alberto Fernández. También asistió el alto representante para asuntos exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell.