El águila, el silencio y la paz

junio 18, 2023
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En primer término, en los 17 años que habían pasado desde que sacaron el águila con la esvástica del mar, nadie absolutamente nadie hizo nada salvo el litigio de parte de quienes lo extrajeron para obtener un pago por su trabajo. Pero ni historiadores, ni comunicadores, ni pensadores, ni por supuesto ninguno de los gobiernos en los últimos 17 años tomó una decisión sobre qué hacer con ella. Hubo algunas discusiones, debates, cuando se hizo una exposición muy breve tuvo rechazos muy importantes. Pero lo concreto es que si alguien hizo o dijo algo, públicamente, no se supo y pasó por tres gobiernos archivado absolutamente.

En segundo término, hubo hace un tiempo un litigio jurídico. Y el litigio jurídico llegó a la Suprema Corte de Justicia que decidió que la propiedad del objeto es del Estado. Por lo tanto, la decisión tiene que ser del Estado. En tercer término, después de esa decisión de la Suprema Corte, se siguió sin hacer nada. Y el águila con la esvástica, siguió archivada en un depósito. En cuarto término, hay dos posibilidades. Que siga archivado ¿por cuántos años? ¿por diez, veinte, cien años? Porque nadie había dicho nada y no estaba en el debate de nadie ni estaba en el pensamiento de nadie, y nadie se había preocupado en estos años ni nadie se estaba planteando que pasa con ese objeto. Porque evidentemente estaba en un depósito y no tenía adonde ir. Entonces, la segunda posibilidad era hacer algo. Bueno, toda decisión que se tome para hacer algo desde este punto de vista es controversial. Siempre lo será porque estamos en un país libre y hay libertad de opinión. Cada uno opina lo que le parece mejor siempre que lo haga con buenas intenciones y con un sentido, llamémosle profesional, porque es un tema que corresponde a la historia. Pero el objeto como tal, solo, en un depósito, no educa a nadie. No significa absolutamente nada. Si estuviera dentro de un museo, explicando toda la historia, no solo de la Segunda Guerra Mundial sino también de lo que fue la historia de este acorazado, realmente trágica y criminal, y criminales sus tripulantes también, eso sería otra cosa. Pero de eso no se habló en ningún momento. Y, por último, sí se tomó una decisión ejecutiva. El gobierno tomó una decisión ejecutiva. Y, en nuestra opinión, lo que hizo fue tomar una decisión ejecutiva mirando algo positivo, porque la paz es algo positivo y si se quiere hacer algo por la paz, siempre va a ser positivo. Y después seguirán las controversias que podrían haber no existido, insisto, durante cien años, porque nadie estaba hablando de este tema.

(Eduardo Kohn es Director para América Latina de la Institución B’nai B’rith)

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