La carrera contrarreloj comenzó el domingo 18 de junio apenas se perdió contacto con el sumergible que descendió a observar los restos del Titanic. Debía haber sido una gran aventura, al alcance solo de los muy expertos o muy privilegiados. El mítico trasatlántico hundido en 1912 a 3.800 metros de profundidad a más de 600 kilómetros de Terranova se convirtió en un destino turístico para pocos. El sumergible Titan, con cinco personas a bordo, comenzó su descenso el domingo, señala la crónica de El País de Madrid. Menos de dos horas después, se le perdió la pista y ahí de desencadenó la carrera. La operación de búsqueda, en la que participan efectivos de varios países, lucha contra el tiempo para localizarlo. Los equipos de rescate temen dos problemas en su interior: una reserva de aire que se agotará el jueves y el frío a gran profundidad.
En total, 96 horas de aire
“Basándonos en los informes iniciales, que hablaban de 96 horas de aire, nuestro cálculo es que quedan 40 o 41 horas de aire respirable”, indicó en una rueda de prensa en Boston el capitán Jamie Frederick, del primer distrito de la Guardia Costera estadounidense. Eso implica que los ocupantes del submarino solo tendrán aire hasta las 6 de la mañana (hora local, 12.00 hora peninsular española, hora de Uruguay, 07.00) del jueves. “Estamos trabajando contra reloj para resolver esta compleja búsqueda” y “haciendo todo cuanto está en nuestra mano” para localizar el sumergible, añadió.
Hasta el momento, los esfuerzos “no han arrojado resultados”, admitió Fredererick. Una vez que se determine dónde está el minisubmarino, se estudiarán los siguientes pasos en la operación de rescate, ha explicado el militar.
En la operación participan aviones y buques de los servicios de guardacostas de Estados Unidos —que coordina el despliegue— y Canadá, equipados con cámaras y sonares. A ellos se les ha sumado el Deep Energy, que cuenta con un robot de exploración submarino, y otras embarcaciones privadas de investigación, incluido el Polar Prince, el navío que transportó el submarino a su punto de inmersión. El Gobierno francés anunció asimismo el envío de su buque Atalante, igualmente dotado con un robot submarino capaz de exploraciones a gran profundidad. Más barcos llegarán en las próximas horas.
“Máximo rendimiento”
La Guardia Costera estadounidense no cuenta con todo el equipamiento que necesita para una búsqueda tan complicada como esta, indicó Frederick: “el mando unificado reúne esa experiencia y capacidad adicional para lograr el máximo rendimiento en el esfuerzo para resolver este problema tan complejo”.
“Nuestras tripulaciones de la Guardia Costera y de los gobiernos de EE UU y Canadá y el sector privado han trabajado día y noche para movilizar todo lo disponible para encontrar el sumergible y localizar a estas personas”, declaró este martes a la cadena de televisión ABC News John Mauger, comandante de la Guardia Costera a cargo de las tareas de búsqueda.
Preocupación al inicio
El Polar Prince había partido la semana pasada de San Juan de Terranova. El mal tiempo —según contaba el sábado en su cuenta de Facebook uno de sus ocupantes, el multimillonario y explorador británico Hamish Harding, de 58 años— había sido una preocupación en esos momentos, pero las condiciones metereológicas mejoraron durante el fin de semana lo suficiente como para intentar el descenso.
Además de Harding, presidente de la empresa de aviación Action Aviation, a bordo se encontraban el experimentado explorador francés Paul Henry Nargeolet, de 73 años, que ha dirigido media docena de expediciones al Titanic. Según las últimas informaciones, también viajaba el paquistaní Shazada Dawood, administrador de una organización sin ánimo de lucro con sede en California, y su hijo Suleman.
Podría completar el grupo Stockton Rush, el responsable de OceanGate, la empresa propietaria del sumergible.
Búsqueda con niebla
Aunque las condiciones meteorológicas han mejorado tras una primera jornada de búsqueda con una gran niebla, la operación de rescate se ve complicada por lo remoto del lugar, la profundidad de las aguas y las propias dimensiones, relativamente reducidas, del sumergible.
La embarcación, construida con fibra de carbono y titanio, mide menos de siete metros de eslora. Se la busca, según el capitán Frederick, en un área de unos 20.000 kilómetros cuadrados, tanto en la superficie del agua como bajo ella.
La última frontera submarina
Un viaje al Titanic es algo así como una carrera a la última frontera submarina. El transatlántico, que sus armadores describían como “insumergible”, se hundió en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 en su viaje de estreno tras chocar contra un iceberg, llevándose consigo al fondo del mar a unas 1.500 personas de las cerca de 2.200 que viajaban a bordo.
Otra carrera contrarreloj. David Concannon, consejero de OceanGate, ha afirmado que se intenta trasladar a la zona lo antes posible un vehículo operado a distancia que puede sumergirse hasta 6.000 metros de profundidad para colaborar en la búsqueda.
Dada la profundidad a la que se encuentra el Titanic, localizar su pecio fue una carrera de décadas: no se halló hasta 1985.
Excursiones para pudientes
OceanGate ofrecía esas excursiones a los muy pudientes. A aquellos que, como Harding, gustaban de explorar los confines más lejanos —el multimillonario británico había viajado al espacio, según sus conocidos—y podían pagar por ello.
Por el precio de un apartamento, 250.000 dólares (unos 230.000 euros), la compañía ofrecía una expedición de siete noches y ocho días a turistas, a los que denominaba “especialistas de misión”, para ver a pocos metros uno de los pecios más célebres de la historia.
Cada grupo incluía un piloto, un experto en el Titanic y hasta tres pasajeros. La expedición se comunicaba, según los tuits de la compañía, a través de Starlink, el sistema propiedad de Elon Musk.
“La localización de esta búsqueda está a cerca de 1.700 kilómetros al este del cabo Cod, en una profundidad de unos 3.960 metros. Es un área remota, y es un desafío desarrollar una búsqueda allí”, subrayó John Mauger.