El Canal de Panamá es una piedra angular en el comercio mundial y, por ende, en la economía global. Por él pasa casi el 6% de los productos y materias primas de 160 países y nada menos que el 40% de los envíos de contenedores de EEUU. Eso significa 12.000 barcos cruzando cada año transportando carga. Pero durante el último año, el canal atraviesa una crisis sin precedente porque se está quedando sin agua a raíz de una sequía continuada.
Ante esta situación desesperada y una cola de barcos que se amontona por un ritmo muy bajo, las autoridades panameñas contemplan soluciones extremas: como exprimir las nubes artificialmente para que llueva, según informa el portal Xataka.
La situación del canal
Este enclave que conecta los océanos Atlántico y Pacífico requiere de una gran cantidad de agua para funcionar: unos 193 millones de litros para cada uno de los miles de tránsitos anuales que se operan. Sin embargo, sólo en los últimos cinco años la región ha registrado una reducción del 20% de lluvias. Y eso ha hecho hecho que los lagos que alimentan el canal estén cayendo a niveles de agua muy bajos (de 1,8 metros por debajo de lo normal).
El Gatún, el más grande de los que aportan agua al canal, alcanzó mínimos históricos en julio. Y, tal y como lleva anunciando durante más de tres años la Autoridad del Canal (ACP), la falta de lluvias hace peligrar el sistema de esclusas que ayuda a mover los barcos de un océano a otro. La solución de emergencia que se llevó a cabo fue reducir el número de embarcaciones que pueden cruzarlo con el fin de ahorrar agua y limitar el calado y el peso de los barcos.
Un caos marítimo
El bloqueo al que dio lugar esta restricción ha llegado a tal extremo que, con una cola de más de cien embarcaciones (lo que significa semanas de espera y pérdidas millonarias para las empresas), muchos barcos están ofreciéndose a pagar enormes cifras para saltarse la cola. Hasta 2,4 millones de dólares pagó un transportista anónimo en una de las subastas que era organizada por las mismas autoridades. Otros toman rutas más largas y costosas por África o Sudamérica. Sin embargo, los meses pasan y las cosas siguen igual de mal.
No hay soluciones fáciles
Para que el tráfico continúe y el lago esté lo suficientemente lleno durante las estaciones de sequía, las autoridades han decidido liberar agua de un embalse secundario: el lago de Alajuela. Pero esto no es más que una decisión a corto plazo. Más tarde será necesario represar el río Indio, al oeste del lago Gatún, y luego perforar un túnel a través de una montaña para conducir agua dulce 8 kilómetros hasta el embalse principal.
Llevar a cabo toda esa obra costará, según el Gobierno, unos 2.000 millones de dólares y tardará al menos seis años en construirse y llenarse. Además, el país necesitará represar aún más ríos para garantizar el agua hasta finales de siglo. Todo eso necesitaría también la aprobación del Congreso, mientras que los miles de agricultores y ganaderos cuyas tierras se inundarán para construir el embalse ya se organizan para protestar.
¿Y a largo plazo?
La Autoridad del Canal de Panamá estudia posibles alternativas, algunas que van un poco más allá y son más experimentales, como un lago artificial para bombear agua al canal y la siembra de nubes para aumentar las precipitaciones. Ambas opciones tardarían años en ponerse en marcha, si es que son viables. “Como canal, como país, tenemos que tomar algunas medidas porque no es aceptable. Necesitamos calibrar el sistema de nuevo”, decía en una entrevista con Bloomberg Erick Córdoba, gerente de la división de agua de la Autoridad del Canal de Panamá.
De hecho, hace unas semanas, un pequeño avión operado por Weather Modification Inc., llegó a Panamá para probar la siembra de nubes, una práctica que se ha realizado con éxito en muchas regiones secas y desérticas, pero no en países tropicales como Panamá.
¿Cómo?
Sobre esta ciencia, hay que tener en cuenta que las nubes se forman cuando el aire que contiene vapor de agua asciende a la atmósfera, se enfría y forma partículas heladas. En la siembra de nubes, se les inyectan pequeñas partículas de yoduro de plata. Este proceso se puede realizar desde un avión o un dron, o incluso disparar desde el suelo. El método lo que hace es “engañar” al vapor de agua dentro de las nubes para que forme gotas alrededor de las partículas de yoduro de plata. Una vez que se vuelven pesadas, caen en forma de precipitación.
La tendencia. Lo cierto es que varios países están experimentando con esta tecnología. Arabia Saudí inició una gran iniciativa este último año y otros seis países de Oriente Medio y el norte de África lo están aplicando. El programa más ambicioso del mundo lo tiene China, que busca estimular la lluvia sobre el río Yangtsé, el cual también está perdiendo mucha agua con los años. Incluso EEUU ha hecho lo propio para estados afectados por la sequía, como Idaho y Wyoming. Con los años, será una solución cada vez más recurrente, a pesar de sus evidentes consecuencias. A Panamá le tocará priorizar qué es más importante.