La inundaciones del sur de Brasil afectaron las instalaciones de almacenamiento de alimentos en la zonas bajas, además de cortar las rutas y el envío de granos a puertos.
Tal como indica la agencia Reuters, el acceso al Puerto de Río Grande fue interrumpido debido a que una línea ferroviaria local dejó de operar.
Además, los bloqueos de carreteras que obligan a los camiones de granos a viajar 400 kilómetros adicionales a través de rutas alternativas para llegar al recinto portuario.
Las inundaciones llegaron en etapas finales de las cosechas de maíz y soja. Sin embargo, expertos señalan que no es posible aún saber cuanta producción de cereales se han perdido debido a este evento climático.
Asimismo, las empresas cárnicas comenzaron a compartir recursos para acelerar la entrega de piensos y agua a las granjas de pollos y cerdos, mientras que diversos animales han muerto.
Con respecto al Puerto de Rio Grande, la autoridad portuaria confirmó que está operando con normalidad, ya que las terminales no han sido afectadas por el aumento del nivel de la Laguna dos Patos.
“Escenario de guerra”
El sur de Brasil “es un escenario de guerra”, con ciudades enteras bajo agua y miles de personas incomunicadas, en la mayor catástrofe climática de la región, que deja hasta el momento 78 muertos y más de 115.000 desalojados, dijeron el domingo las autoridades.
Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se les ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital del estado de Rio Grande do Sul, completamente inundado.
Más de 3.000 personas, entre militares, bomberos y brigadistas, trabajan en el rescate de pobladores que quedaron aislados, en muchos casos sin suministros básicos como agua o energía eléctrica. También en la búsqueda de desaparecidos, que ya suman 105, según la Defensa Civil.
“Es un escenario de guerra y tendrá que tener un tratamiento también de posguerra”, expresó el gobernador del estado, Eduardo Leite, junto al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
El mandatario viajó el domingo al estado sureño por segunda vez esta semana para coordinar acciones para mitigar una tragedia que no para de crecer. El gobierno federal “agilizará la entrega de todos los recursos necesarios” para la reconstrucción, prometió Lula, al día siguiente de que Leite pidiera un “plan Marshall” para el estado de 11 millones de habitantes. Los llamados a donaciones en las 341 ciudades afectadas se multiplican, así como las acciones de solidaridad.
Suministro de agua interrumpido en 70%
Eduardo Bittencourt, un comerciante de 36 años, explicó en Porto Alegre cómo se organizó con un grupo de voluntarios para rescatar a personas atrapadas en sus casas con vehículos tipo ‘pick-ups’. “Las cosas están muy complicadas, estamos ayudando a quienes podemos ayudar, pero es la ley de la naturaleza”, contó a la AFP.
Efectivos del ejército se afanan en instalar hospitales de campaña, porque cientos de pacientes debieron ser evacuados de centros de atención médica. Desde escuelas hasta cárceles, todo tipo de infraestructuras se vieron afectadas.
El suministro de agua está interrumpido en 70% de Porto Alegre -de casi 1,4 millones de habitantes- y su región metropolitana, que tiene localidades enteras sumergidas, como Canoas, Guaíba y Eldorado.
Calles convertidas en ríos
En las calles de Guaíba, hoy convertidas en ríos, cientos de lanchas, botes inflables y motos acuáticas van y vienen sin pausa rescatando pobladores encerrados, mojados, sin energía eléctrica. Y las aguas avanzan incontenibles hacia la metrópoli. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.
Rosana Custodio, una enfermera de 37 años, logró el jueves dejar su casa de Porto Alegre y llegar con su familia a la de su suegra. “Mi esposo puso a mis dos pequeñas en un kayak y remó con una (caña) tacuara. Yo y mi hijo nadamos hasta el final de la calle y comenzamos a caminar con el agua al cuello”, relató a la AFP en un mensaje de WhatsApp.
Pero el viernes la historia volvió a repetirse. “Fuimos rescatados por una lancha de amigos”. Desde entonces se encuentra con su familia en un refugio. “Perdimos todo lo que teníamos”.
Porto Alegre sitiada
Como ella, más de 18.000 personas se alojaron en refugios. La excepcional situación tiene a Porto Alegre prácticamente sitiada. La Policía Rodoviaria (de Carreteras) señaló a la AFP que la llegada desde el sur está cortada a unos 15 km de distancia, mientras que por el norte aún se logra acceder a la urbe. El aeropuerto internacional de Porto Alegre, cuya pista está bajo agua, está cerrado por tiempo indeterminado.
Porto Alegre, una ciudad fundada por inmigrantes portugueses en 1772 y ubicada en medio de una enorme cuenca hidrográfica, se desarrolló al influjo de su puerto, que fue clave para el crecimiento de Brasil, reseña en su web la Corporación Andina de Fomento (CAF). Hoy esa bendición se convirtió en desgracia.
La gobernación de Rio Grande do Sul alertó sobre el peligro de más deslizamientos o desmoronamientos de carreteras, que ya han dejado innumerables rutas cortadas en todo el estado y también en el vecino Santa Catarina.